SER MIRADA POR TODOS
ser mirada por todos, notar intensamente
la quemadura (no la pequeña quemadura infinita
del poeta, sino los alfileres
súbitos, hondos
múltiples, fugitivos, a traición, incesantes)
del ajeno deseo
sobre mi carne, sentirme codiciada
hasta el bendito dolor
y saber
como un dios malo y generoso
que el supremo poder, el poder absoluto
es aquel que, insensatos, los otros nos otorgan
(condenándose así para siempre al infierno
de la esperanza) sobre su felicidad
Me alegra ver un poema de Eduardo Fraile en un blog que no es el mío.
ResponderEliminarNo sé si lo conocerás personalmente. Es un gran poeta y también una gran persona.
Saludos desde el campo.
En la feria del libro me firmó este ejemplar, también me pareció una gran persona.
ResponderEliminar