lunes, 12 de agosto de 2013

"Mi cerebro es una rosa" 1998 - Leopoldo María Panero


Conferencia ofrecida en el ayuntamiento de Eibar (Guipúzcoa) el 9 de octubre
de 1992.

Practicar la poesía

El arte es lo contrario de la vida: la poesía y el arte al
realizarse, originan así una catástrofe que se sella en la figura
 del maldito o del loco: porque todo poeta maldito es un
loco y todo loco es un poeta maldito. Practicar la poesía es
de esta forma convertir, como lo hace la locura, la realidad
en un poema maldito.
Es así que, cifrándose en la lingüística, se habla para que
la realidad no exista. Se escribe también para que la realidad
 no exista, y practicar la poesía significa destruir la 
realidad, o convertirla en delirio.
La realidad, en efecto, para el homo normalis, se presenta
 como una no-significación, como una cesación del sentido
 o una costumbre, como cuando se dice que alguien se
ha “curado” porque ha perdido el sentido, y no lo ha 
encontrado en otra parte: todo oscila así entre la sinrazón 
llamada realidad, y la razón llamada locura. Ahora bien, 
encontrar sentido ala realidad sólo se puede por la intervención
de una práctica que convierta la realidad en algo digno de
ser vivido, y este “algo” es la parte mágica del hombre, la
parte poética, o, lo que es lo mismo: la parte loca, la parte
de sí irremediablemente perdida para siempre: es así que la
infancia es locura, y a partir de ella va a fundar el semiconsciente
 es como lo que los alquimistas llamaban "la mujer bella y loca",
la parte vedada a uno mismo y que por ello, en la sombra, está loca.
Y esa locura es el deseo: el principio del placer freudiano,
 que no es sólo un placer sexual, sino un principio de
otro orgasmo llamado felicidad. Ahora bien, la felicidad es
la realización de la phantasia, y estriba pues en la célebre
realización del arte o de la poesía. Esta phantasia no es 
necesariamente de carácter sexual: es también el placer de la
droga, o del alcohol, y la clave de su infinitud, llámese dipsomanía
 o bulimia por cuanto el placer, que no es necesariamente
 de carácter sexual -como prueba el placer del útero
materno-, es una infinitud, un continuum, algo que nada
puede cortar, como no sea la muerte, que también es un
retorno a la infinitud.


viernes, 2 de agosto de 2013

"Libro del miedo" 2006 - Diego Fernández Magdaleno



Las ventanas te acercan
el crujir de la calle
y los destinos cruzan
anónimas especies
que tiemblan en galeras.
Consumen los vestigios
de su propia erosión,
un látigo de nácar
envuelto por tu piel,
fugitivas hazañas sin historia
para mostrar al mundo
que el atril de su llanto
jamás necesitó
de papeles en llamas,
Destierro
ajeno a  códigos perdidos
 sin que el miedo tuviera
 presunción de futuro
 en el turbio esterto 
de la derrota.