Después le llegó el turno a los libros de
la biblioteca, una historia que sigue sin
estar clara.
A las editoriales que pertenecían al
mismo grupo financiero que El Diario
de la ciudad las perseguía la justicia y
sus libros habían sido retirados de los
estantes de las bibliotecas. También hay
que decir que si uno leía con atención
lo que esas editoriales seguían publican-
do, se tropezaba con la palabra perro o
gato al menos una vez por volumen, y
probablemente no siempre acompañada
de la palabra pardo. Digo yo que debían
saberlo.
-' Tampoco hay que pasarse -decía
Charlie-, compréndeme, la nación no
gana nada tolerando que se esquive la
ley, y que se juegue al gato y al ratón.
Pardo -añadió mirando a su alrede-
dor, ratón pardo, por si acaso alguien
hubiera escuchado nuestra conversa-
ción.
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