SATÁN EN WESTMOUNT
Uno se fijaba en sus manos,
finamente talladas,
casi del color de jade,
y en las unas,
rosas y cultivadas.
El hablaba de arte
y de poesía
y nos mantuvo en suspenso de descripciones
de los Maestros.
A menudo al caminar
cantaba fragmentos
de austeras canciones españolas
de la corte de Fernando,
y citaba a Dante
a menudo y con precisión.
Pero en su solapa,
discretamente,
llevaba un tallo de asfódelo.
gracias Fitinho no se donde pongo los dedos
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