Qué complicado,
mantener
en un centro el pensamiento
rebuscar entre ideas
cotidianas,
adentrarse
en el infinito
de neuronas, sangre, impulsos,
para formalizar
todo aquello
que desconocías
llega a dilucidar,
cuando te distraen,
constantemente,
los golpes
secos
de todo
tus amigos
al caer
de
rodillas.
Derrotados.
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En algún lugar
se esconde lo mejor de hoy,
como un animal
perdido.
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Los hombres sabios
caminan con la cabeza baja,
humildes como el polvo.
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