CORREDOR DE LA MUERTE
Juan Suarez
Estamos en una oscura y fría celda. El eco de una gotera
acentúa la soledad del preso en capilla, pero la estrechez de la
celda no deja ni siquiera sitio para la desesperación. De pronto
se abre la pesada puerta enrejada. Entra un hombre con traje gris
y beatifica sonrisa. Lleva un maletín.
JUAN: Buenas tardeees.
DO: Buenas tardes.
JUAN: ¿Es usted el preso en capilla?
DO: (Suspicaz). No sé ... ¿Quién lo pregunta? ¿Es usted el verdugo?
JUAN: No, por Dios ...
DO: ¡Ah, bueno! Entonces yo soy por quien pregunta.
JUAN: Encantado. Vamos al grano que supongo que no tendrá
mucho tiempo.
DO: La verdad es que no ... Oiga ¿quién es usted?
JUJAN: ¿No me he presentado? ¡Qué torpeza!! Valentín Sopla.
tenga mi tarjeta. Agente comercial de FENECESA. ¿No le suena?
"En FENECESA se muere mejor!!"
DO: ¡Ah!, pues ... no sé ...
JUAN: Bueno, es lógico ... Uno de nuestros lemas dice:
(Publícítario). "Si se lo puede contar a sus amigos es que hemos
hecho mal nuestro trabajo", ja, ja, je, je ... ¡Estos creativos ... !
(Silencio). Bueno pues ... vamos a ver, primero tengo que hacerle
una preguntita, ¿es usted fumador?
DO: Sí, pero lo estoy dejando.
JUAN: Y lo va a dejar, lo va a dejar. (Va revisando papeles). Tiene
que visualizarlo como un objetivo cumplido. De otro modo es
imposible ... (Escribe algo). Bien, pues eso facilita las cosas.
Podemos descartar el gas letal.
DO: Pero oiga ... ¿Usted qué vende?
JUAN: ¿Vender? ¡Nada! Éste es un servicio del Gobierno. Una con-
trata ¿sabe? La ganamos por concurso cada cuatro años, un puro
trámite porque somos los mejores, los más limpios, los más baratos,
con franquicias en más de treinta países, métodos homologados ...
DO: (Le corta). Ya, pero ... ¿Qué hacen?
JUAN: (Recita). "En FENECESA le damos una muerte útil, rápida
y estética. Olvídese de los viejos sistemas y apueste por el futu-
ro con FENECESA. Por el desarrollo sostenible".
DO: ¡Ah! ¡Mola!
JUAN: ¿Lo ve? Nadie quiere irse de este mundo sin más. La
mayoría quiere acabar con una buena obra para quedarse más
tranquilos. ¿Usted también, verdad?
DO: ¡Hombre, pues sL.!
JUAN: Pues FENECESA se creó para atender las necesidades de
individuos como usted, a los que la vida, cruel y despiadada, ha
llevado por el camino erróneo. Usted no es un culpable. Es una
víctima del sistema. Yo quiero ayudarle
DO: ¡¡Ayúdeme, ayúdeme!!
JUAN: (En plan comercial). Pues la opción A es que FENECESA le
ofrece la oportunidad de ser ejecutado por un nuevo método:
Atragantamiento con hueso de oliva de las de Cieza, provincia de
Murcia. Un hueso gordo y áspero que provoca una muerte veloz
y alimenticia.
DO: Claro, claro ... pero es que a mí lo de ahogarme ... no sé ... me
da yu-yu.
JUAN: (Digno). ¡Ah! ¡Al señorito le da yu-yu! Pues nada, si quiere
le ofrecemos la opción B, la de los cobardes: coge sus cosas y se
va a casa tranquilo a echarse en el sofá. ¡Hala, venga, vamos a
hacer la maleta!
DO: Espere, espere ... perdone, no quería ofenderle.
JUAN: Es que ... algunos los tienen "cuadraos ••...
DO: Venga, elijo la opción A. El hueso de aceituna ...
JUAN: ¡Así me gusta! ¡Con resolución!
DO: Sólo tengo una preguntita.
JUAN: Dígame.
DO: Eso de la muerte asistida. ¿No es ilegal?
JUAN: Pues depende. Si usted se quiere morir porque es un
enfermo terminal cualquiera que auxilie su eutanasia es un delin-
cuente porque está colaborando en su suicidio. Pero si usted
está condenado a muerte y alguien coopera en su ejecución las
cosas cambian ... ¿Que no ve la diferencia?
DO: Pues tengo que decirle una cosa ...
JUAN: ¡Hable, hable!
DO: Es que yo ... ¡quiero morir!
JUAN: ¿Pero por qué?
DO: He sido malo, no merezco vivir ... ¡La vida es una porquería!
JUAN: Pero cómo dice eso hombre ... No sea tan negativo,
alégrese y, ante todo, perdónese a usted mismo.
DO: ¡Qué no, que he sido un rufián y un criminal! ¡He causado
dolor a las personas buenas! ¡¡Quiero morir!! (Berrea). ¡¡QUIERO
MORIIIRRR!!
JUAN: Oiga, pues esto cambia las cosas ... Si me permite tengo
que hacerle una lIamadita al alcaide.
DO: ¿Por qué? ¡No me deje así!
JUAN: Es que ahora estamos hablando de asistencia al suicidio,
yeso es un delito. No pretenderá que me meta en un lío por una
scoria como usted. La vida ya es muy dura sin estas complica-
iones, faltaría más. Ahí se queda ...
El comercial de FENECESA sale dando un buen portazo con
la puerta enrejada. Sus pasos resuenan en el eco del pasillo
mientras se aleja dejando al preso en la más absoluta y deses-
perada soledad.
DO: Pero oiga ¡¡Oiga!! ¡¡Al menos deme la aceituna!! ¡¡AYÚDEME!!
Los gritos del reo son ahogados por el eco cada vez más
sonoro de la gotera. Ahí le dejamos, sollozando, para volver a
nuestra cómoda realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario