Mi padre camino del colegio
en uno de los pocos días en que pudo asistir.
Camina sobre un país tan llano
que un hombre puede ver su pasado y su futuro.
El frío y la humedad traspasan sus zapatos.
Estuvo trabajando la noche anterior
en el granero de su padre, casi hasta el alba.
Según avanza, desayuna el sueño helado de la
bruma:
esa tenacidad le hizo vivir y concebirme.
Quisiera recogerle ahora,
en esta pulcra autopista francesa,
donde las señales anuncian
ciudades alemanas.
Su sola presencia me haría pensar
más allá de todo fundamento:
este es un camino conduce
a una tierra de promisión.
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