GASOLINA
Hay que rellenar el depósito de gasolina
para seguir pisando la línea continua.
El silencio y la risa a veces son suficiente comunicación.
Las luces de la autopista iluminan su cara.
Cada kilómetro es un fantasma menos.
El coche es lo suficientemente grande
como para vivir los dos toda la vida.
Para ser feliz sólo hace falta gasolina,
una carretera hacia alguna parte
pero ningún sitio al que llegar.
Ella me mira por el retrovisor
y fuma los cigarros que yo le enciendo mientras conduce.
Sonríe y nos paramos a dormir.
A veces dormimos
y a veces gruñimos
en el asiento de atrás
quitándonos el polvo de la ciudad.
Evitando la policía.
Evitando las despedidas.
Sólo buscar el mar
y mirar
las flores.
Simplemente viajar
al ritmo de nuestros latidos.
La lluvia no borrará la pintura azul de nuestro coche
porque lo pintamos con la sangre de nuestros malos recuerdos.
Todo irá bien mientras estemos ella y yo,
el coche, la autopista
y GASOLINA:
No hablamos de razones ni porqués.
Soltamos poesía por nuestras bocazas,
evitando los sentimientos que tienen nombre.
Despreciando el amor,
pero amando la libertad.
Nada irá mal mientras el motor cante
y sigamos la ruta de emigración de los patos.
Las gasolineras son restaurantes donde la vida sabe bien.
Nada nos separará,
calentaremos eternamente los asientos con nuestros culos.
Llegaremos a la tierra de los vikingos
y al infierno con su fuego.
Hemos jurado no hacemos llorar,
desnudamos,
respetando nuestros dolores
y nuestras enfermedades.
Compartiéndonos,
dos personas unidas por la GASOLINA.
(Empiezo a creer que lo bueno
no está siempre destinado a acabar mal).
No hay comentarios:
Publicar un comentario