Caminando Distraídamente por el camino y, de pronto, lo vio.
Allí estaba el imponente espejo de mano, al lado del sendero, como esperándolo.
Se acercó, lo alzó y se miró en él.
Se vio bien.
No se vio tan joven, pero los años habían sido bastante bondadosos con él.
Sin embargo, había algo desagradable en su propia imagen.
Cierta rigidez en los gesto lo conectaba con los aspectos más agrios de su propia historia.
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