El pequeño libro sin tapas
donde cien flores distintas florecían.
Olvidado.
Y no basta.
Yo nunca acabo de creerlo,
que yo entonces tuviera diez años de menos,
que de tan distinta manera sintiera las cosas.
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Es la fiesta del barrio
y hoy los niños están de pintada
sobre el asfalto de la calle.
Reina gran bullicio, apresuramiento
y empeño de concentración con tizas de colores.
Como margaritas en primavera van surgiendo casitas de techo picudo
y un camino embutido que se sale por la puerta.
Lo mismo pinté yo hace más de una generación.
No se habrá muerto aún el maldito profesor?.
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