Soy el sacerdote del verso
El sacramento de la muerte
La tumba de Edgar Poe
Sobre el acero inscrito
Funámbulo de todos los relojes
Que la mirada junte en un haz
y caminaremos ciegos por el desierto
y odiaremos la luz
Tal como un niño maloliente
Que se arrodilla ante el verso
O como un sapo
Al que repudian los hombres
O como una esfinge de silencio
y un círculo de luz
Oh tiza de diamante
Que asombras a los ebrios
Borrachos con tu luz
Que juegas sobre la arena
Con los huesos de un muerto
Con el celofán de un cadáver
y el amarillo del odio
y codicias las uñas de los muertos.
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Enredada en la hiedra
Como una bestia muerta
Enredada en la hiedra
Como el espectro de Poe una noche terrible
Donde sólo el furor se parece a los ojos
y la mirada triste del Anticristo
Que solloza y solloza y solloza
Un negro más en la muchedumbre
Otra mentira que decirle a la sombra
Que llorarán por mí
Las tinieblas de acero
En el alfanje de la nada.
Vaya chorrada de poesía, sin argumento, sin hilo conductor, sin puntuación, sin nada... pura basura.
ResponderEliminarfácil critica para mostrarse como anónimo
ResponderEliminarExcelente, como acostumbra. No perderé tiempo en repetir lo que has dicho Fernando Bolzoni. No todos pueden comprender esta genialidad abstraída, arrancada de los sentidos. Este hombre no escribe, vive, muere.
ResponderEliminarEXCELENTE COMO SIEMPRE MARÍA PANERO!!!
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