la belleza arde
nada me importa de la poesía salvo la zona de la poesía
que es penetrarla
ella es mi época del libro o de escrituras de fundación
(y a mí que me llevó casi cincuenta años de paciencia y de
yugar dar con mi mujer me la van a venir a contar)
ana posible ana realizable y yo aquí posibilitado y
realizando
o se transforma el mundo o se es poca cosa
y ella transforma el mundo
de pronto se arrebata y en su lengua quedan restos de
todos mis poros
el día en que la dañe me corto la mano
si se le cayese el corazón yo lo recogería a ritmo de tango
con su quilla salvífica abre las aguas de mares hasta ahora
sustancialmente olvidados
le permito que me lea las cartas que recibo para que todas
sean buenas noticias
ahora comprendo el paso de los amantes en los que nada
hay trazado aún
la orquideo a distancia
cuando intento violarla me frustra pues se entrega de
antemano
y mi continuada predisposición priápica se dedica a
pensar en la sabiduría de los antiguos
discurre por mi trayecto y yo uno los raíles ya mismo y
no en el horizonte
de incertidumbre en incertidumbre nos esperamos en
todas las estaciones de llegada
y nos reconocemos en el ara de viajeros mutuos tal como
somos
maga cortazariana también nos encontramos por las
calles de las ciudades donde hay gritos desesperados
(amantes despechados y qué vamos a hacerle)
(los desplazados de siempre y ahí sí hay mucho que
hacerle)
¿y la adecuación las atenciones el tanteo los nuevos gestos
que compartir?
o el tiempo dedicado a calibrar los pequeños detalles de
la habitación otra
yo apelaría a un fa sostenido violento en algún clímax
nuestro
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